Cuando era chico solía ir a pescar. Ahora hace mucho que no voy, pero cuando veo a los pescadores los miro, como envidiándoles la paciencia y la fe de creer que van a sacar algo copado. O al menos, les admiro que vayan por el placer de la pesca, y no por la recompensa.
Me caen bien los pescadores. Un día, cuando esté mas sabio, voy a volver.
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